Una movida de estrategia política internacional, que poco tiene de interés real en mejorar la vida de los argentinos. El desembarco del presidente argentino Mauricio Macri en Houston -estado de Texas- persigue conquistar a su par norteamericano, Donald Trump, visibilizando una sociedad que podría responder a su objetivo de atraer inversiones extranjeras, pero que prefiere sentar su capital fuera de nuestro país.

El CEO Techint, Paolo Rocca, puso a disposición de Macri un helicóptero que lo llevó desde Houston hasta Bay City cerca del Golfo de México: allí el mandatario argentino visitó la planta que la firma ítalo-argentina construye (planea inaugurarla a finales de 2017) para construir tubos sin costura de Tenaris. "Es la inversión Argentina más grande en Estados Unidos", celebraban desde la empresa. 

El jefe de Estado, con el desembolso de Techint, llegó con la espalda ancha a los Estados Unidos y pretende generar un fuerte vínculo comercial con Trump. 

La planta de Bay City

Tenaris está construyendo una planta productora de tubos de acero sin costura, el producto estrella de Techint a nivel global. A solo 800 km de las principales zonas para exploración de hidrocarburos no convencionales, justamente donde se ubica el megayacimiento de Eagle Ford.

La inversión que viaja desde nuestro país hacia el norte será por un total de 1.800 millones de dólares y tendrá una capacidad anual de producción de 600 mil toneladas de tubos, generando aproximadamente 600 puestos de trabajo en operaciones. También incluirá un proyecto para un campus académico.

El verdadero interés

Rocca busca un cortejo a Macri y a su ministro de Producción, Francisco Cabrera: el empresario quiere que el Gobierno imponga un arancel excepcional del 139% a los tubos que fabrican sus competidoras chinas, según impulsó con un reclamo anti dumping. El argumento de Rocca es que China no es una economía de mercado.

Será un instrumento crucial para que la fuerte producción que generará en su planta de Bay City se cuele en los proyectos para que petroleras norteamericanas exploten el yacimiento de Vaca Muerta.

Pero el pedido es complicado para el Gobierno macrista, ya que contradice su discurso de libre mercado y sus recientes medidas de quita de aranceles a productos fabricados en el exterior, en un apolítica que destruyó en pocos meses al sector de la industria tecnológica, puntualmente a los trabajadores de Tierra del Fuego.

Macri además intentará conversar con Trump sobre las barreras al ingreso del biodiesel argentino, justamente en una situación parecida a la que Techint le reclama como empresa argentina: productores estadounidenses realizaron acusaciones de dumping contra productos extranjeros.

Vaca Muerta, con moño

Macri tuvo un encuentro con Earl Shipp, vicepresidente de Operaciones de la Costa del Golfo de los Estados Unidos, la principal región de crecimiento de Dow Chemical, el grupo que se desenvuelve en la producción de agroquímicos y el petróleo.

El mandatario busca que Dow, comience de una vez a invertir para activar la producción del yacimiento de Vaca Muerta: mientras la administración de Cristina Krichner quería lograr que YPF se alzara con este recurso natural nacional, Macri quiere que sean jugadores externos los que obtengan las ganancias de este negocio.